lunes, 8 de septiembre de 2008

BREVE HISTORIA DE LA MARIHUANA




(Extraído de Los Fármacos Malditos, Ed. Nordan, de Juan E. Fernández Romar)

Pocos vegetales en la historia de la humanidad han tenido un rol tan destacado en el desarrollo social de las más diversas culturas y civilizaciones como el de la cannabis sativa, también llamada cáñamo o marihuana.

Según el reconocido investigador español Antonio Escohotado, autor de Historia de la drogas, los restos más antiguos de fibra de cáñamo han sido encontrados en China, tienen una edad aproximada de 6000 años, y se sabe con certeza que los chinos la usaron con fines medicinales durante la mayor parte de los últimos 5000 años. Es decir un milenio antes de que la medicina babilónica la integrase a su farmacopea tal como hicieron también los egipcios.

En la península indostánica se conoce y se celebra el cáñamo desde hace 3.500 años. En los primeros Vedas fue llamada “ananda” (fuente de vida) o “vijohia” (fuente de felicidad) y la tradición védica se encargó de inventarle las más variadas formas de administración, preparándola bajo la forma de diversos alimentos, o como sahumerio, vino, tabaco, o ungüento. Incluso su aplicación medicinal dentro de la cultura popular hindú subsiste hasta el día de hoy en áreas rurales siendo usada irrisoriamente para las más diversas afecciones desde la caspa hasta la disentería o el “mal de ojo”.

Con la difusión del budismo tanto en su rama mahayana como hinayana esta planta se convirtió en un auxiliar para la meditación y según diversos investigadores determinó la creación de múltiples técnicas de yoga.

Marihuana y vino

Tanto en Grecia como en Egipto o Israel se la usó como ingrediente para la preparación de diversas bebidas alcohólicas como el famoso vino resinato citado muchos siglos después por Demócrito y Galeno. No obstante, ni griegos ni romanos cultivaron sistemáticamente y extensivamente esta planta. No porque prescindieran de ella sino porque desde siempre la obtuvieron de los celtas.

Ya en el siglo VII a.C los celtas se asentaron en Massilia, actual Marsella y desde allí abastecieron a todo el Mediterráneo con velas, cuerdas, y estopa fabricadas con fibras de cáñamo.

Si bien se supone que una de las formas más habituales de uso para griegos, egipcios, y romanos, era el quemar cáñamo en los templos para producir trances místicos se han encontrado una gran variedad de pipas galorromanas que permiten suponer otro tipo de administración tradicional.

En el Extremo Oriente, el cáñamo y sus derivados (kif, haschish, grifa) se conocen desde el comienzo de la escritura y configuraron un punto de contacto importante entre los árabes y el resto de los pueblos de la región.

Famosos asesinos

En el siglo XI, el “Viejo de la Montaña”, Hassan Ibn Al-Sabbah fundó la famosa orden militar y religiosa de los haschischins, la cual serviría de modelo para órdenes europeas como los templarios. Estos guerreros se distinguieron por la bravura con que combatieron durante las cruzadas poniendo en peligro la vida del rey Luis de Francia, y también por el consumo habitual de haschish. Aunque se tejió una verdadera leyenda negra en torno a esta orden que por su supuesta ferocidad dio origen a la palabra “asesino”, historiadores contemporáneos se han encargado de señalar de que la supuesta crueldad de los “haschischins” no superaba a la de los propios cruzados, invasores acostumbrados a cualquier tipo de atropello.

Desde épocas remotas los agricultores se percataron que el cáñamo configuraba un recurso renovable de fácil cultivo, alta productividad, y múltiples aplicaciones en cordelería y tejidos. En menos de cuatro meses se lograba una cosecha y permitía contar con materia prima para la fabricación de velas ropas, y otros elementos imprescindibles para la navegación.

Sus fibras permitieron la colonización de América y la impresión de libros y periódicos ya que la industria del papel se apoyó durante siglos en el cannabis. Incluso algunos historiadores consideran que el cultivo masivo de cáñamo realizado por los colonos norteamericanos (entre ellos George Washington) fueron uno de los factores objetivables más importantes en el crecimiento económico de los Estados Unidos.

Las aplicaciones industriales de esta planta son enormes y variadas ya que permite la fabricación de aceites, alcohol, harinas, diversos tejidos rústicos y finos, y facilita además la fabricación de variados artículos para la construcción. Para potenciar su uso industrial existen diversos proyectos de desarrollo mediante ingeniería genética de una variante que no tuviese efectos psicoactivos.

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